Colapso del deporte en el medio natural en Madrid

Redacción OutdoorActual05/05/2016
Carrera en la sierra de Guadarrama ©Jorge Cruz / FMM
Carrera en la sierra de Guadarrama ©Jorge Cruz / FMM

Durante los últimos años hemos asistido a una incesante “carrera” en la organización de carreras por montaña en las sierras de nuestra comunidad; además de las pruebas que los clubes de montaña madrileños, adscritos a la Federación Madrileña de Montañismo (FMM), venían organizando, en muchos casos, desde hace varias décadas -en 2016 se celebrará la trigésima edición del Cross de las Dehesas- muchas organizaciones privadas, al rebufo del boom de las carreras populares de running, se han apuntado al fenómeno de popularización que el trail running ha experimentado durante el último lustro.

Hasta ahora, desde la administración pública competente, se ha dado el visto bueno a prácticamente todas las pruebas que se han solicitado, sin la más mínima “criba” en cuanto a la reputación de la organización que está detrás de cada evento deportivo o, por ejemplo, en cuanto a la capacidad de carga que un determinado itinerario puede soportar con criterios de sostenibilidad. Se puede decir que la administración ha asistido impasible a este boom deportivo y nadie dentro de las instancias públicas competentes ha percibido la necesidad de ordenar los deportes que se desarrollan en el medio natural (triatlón, ciclismo, montañismo, orientación, piragüismo, motociclismo, atletismo, etc) para, precisamente, evitar el colapso al que ahora hemos llegado.

Ahora, de golpe y porrazo, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid sometida a la presión de grupos ecologistas que durante los últimos meses han formulado varias denuncias por la autorización de varias pruebas deportivas en el medio natural madrileño, parece dar un brusco giro en sus criterios de expedición de autorizaciones para la celebración de estos eventos iniciando una etapa de prohibición sistemática e indiscriminada de todas y cada una de las pruebas solicitadas.

Los clubes madrileños de montaña, adscritos a la FMM, llevan décadas acumulando conocimiento y profesionalidad en la organización de estas carreras por un medio natural que conocen perfectamente pues lleva siendo su “terreno de juego” desde siempre y son los primeros interesados en su conservación pues lo han recibido como herencia de otras generaciones de montañeros y, a su vez, pretenden dejarlo como herencia a sus hijos y, por lo tanto se hace evidente que la montaña es para los montañeros un entorno “sagrado” que se debe proteger y preservar como máxima prioridad.

Por otro lado, sin perjuicio del lícito ánimo de lucro de toda empresa, los clubes madrileños al no tener precisamente la obtención de beneficio como objetivo en la organización de carreras por montaña no necesitan “vender” una cantidad elevada de dorsales que les aporte una mínima rentabilidad que justifique la organización de estos eventos deportivos y al contrario, es la pasión y el amor desinteresado por el deporte de montaña lo que mueve a los voluntarios de estos clubes a darse el “madrugón” para asistir a los corredores de carreras en cada una de las pruebas que, por otro lado, llevan celebrándose desde hace décadas sin ninguna denuncia por impacto ambiental, muy probablemente, por el buen hacer y enorme compromiso medioambiental de los voluntarios y los clubes que, una vez finalizada la prueba, revisan, limpian y recogen cada pequeño resquicio de la carrera, dejando el recorrido casi siempre mejor de cómo lo encontraron.

En coherencia con este criterio de máxima sostenibilidad medio ambiental, la Federación Madrileña de Montañismo encargo en 2015, y en esto ha sido pionera a nivel nacional, estudios de impacto ambiental de todas las carreras pertenecientes al circuito oficial madrileño. Dicho encargo fue realizado a un biólogo y consultor ambiental independiente de reconocido prestigio. En el siguiente enlace puedes acceder a dichos estudios donde se valoran los impactos de cada una de las pruebas y las medidas correctoras para la eliminación o atenuación de dichos impactos ambientales.

Todo indica que, llegados al punto de colapso, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha pasado del “todo vale” a la demonización de estas disciplinas deportiva y esto no es tolerable por una sociedad que requiere de sus líderes políticos algo más que prohibiciones o censuras. Cierto es que no todo vale, que hay itinerarios muy sensibles que es mejor no recorrer, épocas del año en que es mejor no perturbar ciertos ecosistemas y que es aconsejable poner un límite al número de participantes y, esto es precisamente, lo que las federaciones afectadas, los deportistas y los ciudadanos en general demandamos, proponer soluciones que eliminen los impactos pero, desde luego, permitir que se pueda seguir disfrutando del deporte en el medio natural en todas sus modalidades y disciplinas.

Muy distinto ha sido el criterio con el que, hasta la fecha, el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y la propia Consejería de Deportes de la Comunidad de Madrid han abordado este problema, tratando de establecer, en los casos posibles, soluciones de compatibilidad entre los impactos teóricos detectados y la organización de determinadas pruebas deportivas que en muchos casos se han visto avocadas a la modificación de recorridos y a la reducción del número de participantes como solución viable para su celebración, hechos ambos, que los clubes madrileños han asumido y aceptado como algo natural e incluso positivo para la sostenibilidad de las carreras en este espacio natural tan singular.

En este sentido, llama mucho la atención como la actitud positiva y colaborativa del Parque Nacional que gestiona de forma autónoma el espacio natural con mayor grado de protección de la comunidad madrileña ha encontrado fórmulas de compatibilidad para la organización de determinados eventos deportivos manteniendo el máximo nivel de protección medioambiental y como, por el contrario, la Consejería de Medio Ambiente que actúa en áreas con un menor grado de protección no ha sido capaz de llegar a soluciones que impidan el colapso al que parece haberse llegado, prohibiendo, en los últimos meses, cualquier evento deportivo en el medio natural madrileño.

Destacable también está siendo el papel de la Unión de Federaciones Deportivas Madrileñas (UFEDEMA) que junto a la propia Federación Madrileña de Montañismo (FMM) ha participado y sigue participando en todas las reuniones que, en los últimas semanas, se están sucediendo como consecuencia de esta crisis y que reúnen en la misma mesa a representantes de las dos Consejerías implicadas, presidentes de las otras federaciones deportivas madrileñas afectadas (triatlón, ciclismo, orientación, piragüismo, motociclismo, atletismo, etc), la dirección técnica de la FMM, miembros de clubes de montaña afectados y, en muchas ocasiones, alcaldes de los municipios por los que se desarrollan las carreras por montaña y que, con dificultades, parece que evolucionan positivamente.

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