Pilates y Kegel durante el embarazo y post parto

Redacción - @outdooractual21/08/2018
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Durante los nueve meses que dura el embarazo de una mujer, el cuerpo está en continuo cambio para prepararlo y poder desarrollar y albergar en su interior al futuro bebé, así como preparándose para el parto. Una vez fecundado el óvulo, se empezarán a experimentar alteraciones hormonales, físicas y emocionales.

Desde el inicio hay que poner mucha atención en el cuidado del suelo pélvico, ya que todos esos cambios, junto con el peso, cada vez mayor, del feto, pueden provocar que la musculatura del periné y de la faja abdomino-lumbar sufran un deterioro y debilitamiento, lo que acarreará problemas de incontinencia urinaria, relaciones sexuales insatisfactorias, molestias de espalda, hernias abdominales, entre otras.

Un embarazo dura aproximadamente 40 semanas, prácticamente lo mismo que una temporada deportiva. A lo largo de este trayecto suelen surgir contratiempos y obstáculos, y los equipos que mejor se preparan son los favoritos de Internet en todas las apuestas. Esta analogía sirve para comprender que un embarazo no es poca cosa, y que mientras más preparadas estén las futuras madres, más beneficios tendrán a corto y largo plazo.

Para evitar contratiempos, hay que intentar poner remedio antes de que nos encontremos con el problema, y para ello la mujer puede realizar una serie de actividades y así intentar paliar los efectos del embarazo. Es cierto que para una persona que acaba de quedar embarazada, quizás no sea el mejor momento para iniciarse en ellas, especialmente si hablamos del método Pilates, y sea más conveniente esperar a que pase el primer trimestre, donde el riesgo de aborto es mayor. Una vez pasadas esas doce semanas, ponerse en manos de profesionales que le guiará para que los ejercicios a realizar sean lo más seguros y adaptados a cada alumna. Aunque también hay médicos que aseguran que, si la mujer en cuestión ya estaba familiarizada con el Pilates, no debería haber ningún problema para continuar realizándolo, e ir adaptándolo según las circunstancias.

Muy recomendables son los ejercicios de Kegel, conocidos también como contracciones del músculo vaginal para fortalecer el suelo pélvico. Se realizan contrayendo el músculo pubocoxígeo para darle fuerza y resistencia y así evitar las pérdidas de orina que se pueden dar durante el embarazo, tras el parto, e incluso en edades más avanzadas. Las causas pueden ser, además por el embarazo, por practicar deportes de alto impacto, aspectos hereditarios, menopausia y cambios hormonales, estreñimiento…Además de prevenir la incontinencia urinaria, estos ejercicios te podrán ayudar a prevenir hemorroides, episiotomías, riesgo de prolapso, además de poder retomar tu vida y actividades cotidianas lo antes posible.

Hay que destacar que los ejercicios de Kegel no son fáciles de ejecutar, ya que no todo el mundo es capaz de localizar la musculatura idónea y ponerla en movimiento. Hay una serie de pautas para realizarlos correctamente. Lo primero a tener en cuenta es que la vejiga tiene que estar vacía, y buscar la posición que te resulte más cómoda, especialmente al principio cuando aún no se tiene un gran dominio (tumbada, en cuadrupedia, sentada, de pie…) Consiste en contraer y relajar sucesivamente la musculatura pélvica. Para localizarla piensa en que tienes ganas de orinar e intenta aguantarlas, aunque es importante no realizarlos nunca cuando se está orinando ya que puede provocar infecciones.

Cada vez son más comunes estos tipos de ejercicios en el mundo del deporte, donde las deportistas necesitan una recuperación total en tiempo récord. No siempre se interrumpen las carreras deportivas, pero cuesta mucho recuperarse y volver al mejor nivel y estas pautas de verdad que ayudan a conseguirlo en poco tiempo.

Se pueden realizar de varias formas, aunque os detallamos el llamado ascensor, donde se aguanta un segundo en cada una de las cinco plantas haciendo el recorrido hacia arriba y hacia abajo.

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