Vilana-Terrisse y los hermanos Zapater se hacen con la edición piloto del F-Rally

Redacción - @outdooractual13/10/2015

La Federación Catalana (FEEC) recuperó con la prueba celebrada el pasado fin de semana en los Valls d'Àneu (Lleida) los Rallyes de Alta Montaña que se modernizan bajo el nombre de F-Rally. La victoria absoluta fue para las parejas formadas por Albert Vilana y Daniel Terrisse, y Genís Zapater y Xavier Zapater, mientras que en categoría mixta vencieron María Antonio, Jordi Pàmies y Lluís Saladié.

Para esta prueba piloto todos los equipos tuvieron que superar un riguroso proceso de selección, presentando un currículum deportivo firmado por el presidente de su club de montaña. El nivel de los seleccionados fue altísimo y ofrecieron grandes lecciones de montaña. Además, todo el grupo pudo compartir dos intensos días junto a figuras de renombre internacional como Nuria Picas o Pedro Cifuentes.

Primera jornada: dura, técnica y alpina
Son las 8 de la mañana y la actividad es frenética. Nadie conoce todavía el recorrido del rally y ya se empiezan a ver los primeros dispersión de material para las gradas del pabellón. Cuerdas, chaquetas ligeras, zapatillas blandas o duras, mosquetones... Según el circuito que presente la organización los participantes deberán escoger un tipo de material u otro, aparte del obligado por el reglamento.

Son las nueve de la mañana y comienza la reunión técnica. Se respira un ambiente de nervios y emoción. Acabarán muchos días de incógnitas y especulaciones. Por fin se conocerá el perfil de la primera etapa. Las caras de los hambrientos montañeros son un poema. Néstor Bohigas, director de la F-Rally, va anunciando los puntos de control. Sorpresa, felicidad, dudas, ... Rotulador en mano, apuntando a los mapas que les ha proporcionado la organización toda la información que consideran importante. Son momentos de concentración y calma tensa. A partir de ese momento deberán tomar las primeras decisiones del día. Comienza la partida. El aparcamiento del Puerto de la Bonaigua (2.085 metros) se llena rápido, y en pocos minutos los participantes empiezan a elegir el material de montaña que cargarán en sus mochilas. Después empiezan a pasar el control de material en el corralito de salida. Prohibidos los gps y teléfonos móviles precintados. Nervios a flor de piel.

Es curioso, por la ropa y material que visten y llevan casi todos los participantes parece que vayan a correr una ultra, no a un rally de alta montaña. Pero algunos detalles los delatan. Alguien ha visto la típica bolsa ultra ligera con un casco de escalada o una cuerda colgando? Esto es alpinrunning!

Ahora sí, llega el momento. Son las 11 de la mañana del día 10 de octubre. Se da el disparo de salida de la edición piloto del F-Rally. La organización sigue curiosa la evolución de los primeros metros del grupo. Parece que todos han elegido el mismo itinerario a seguir. ¿Será el correcto? ¿Será el más rápido? Tienen ocho horas como límite para completar el circuito, y pasar por el mayor número de puntos de control posibles.

El paso de los primeros corredores alpinos por los tres controles más cercanos a la salida deja patente que hay mucho nivel. Nadie imaginaba que llegarían tan rápido al Pico de Serós (2.644 metros) y mucho menos que conectarían con el Pico del Campo (2658 metros) siguiendo la cresta que los une. Un itinerario aéreo y vertiginoso. Qué espectáculo. A partir de este punto la jornada se desarrolla alrededor de los picos que vigilan silenciosos el refugio Gerber (2476 metros), como el Pico de Bassiero, Punta Brulle (2.903 metros).

Los hermanos Genís y Xavier Zapater son los primeros en cruzar la línea de meta. Paran el cronómetro en sólo 5 horas y han pasado por todos los puntos de control. En ningún momento han sacado la cuerda de la mochila. Han protagonizado unas trepadas y destrepes, y unas progresiones por las crestas dignas de los mejores alpinistas. Una gran demostración de fuerza y ​​técnica. No mucho más tarde, a unos veinte minutos, llegan los segundos clasificados del día, Albert Vilana y Daniel Terrisse. También han pasado por los siete controles.

Segunda jornada: larga y pesada
Los detalles de la segunda jornada se daban a conocer justo después de la cena de hermandad del sábado noche. La salida era a las cinco y media de la mañana. De antemano unos 26 kilómetros y 1.900 metros de desnivel aproximadamente. Ocho son los puntos de control que hay que pasar para sumar el máximo número de puntos. En el cielo reina luna nueva y obliga a todos los participantes a llevar las luces de los frontales a máxima potencia. Se enfrentan a un primer tramo muy técnico y pedregoso. Hay que extremar las precauciones.

Después de ascender al Pui de la Bonaigua (2.777 metros) y superada la Canal de la Chimenea todo el grupo pasa por el Coll de la Chimenea (2.571 metros). A partir de aquí deberán ascender a cimas muy estimados en los Valles de Àneu como el Pico del Pinetó (2.647 metros) o el Tèssol (2.699 metros). Después casi dos mil metros de desnivel negativo hasta Esterri.

La clasificación final parece que está decidida cuando los hermanos Zapater y la pareja Vilana-Terrisé cruzan simultáneamente la línea de meta. También entra con ellos el equipo de la UIM (Unión de Intervención de Montaña de los Mossos) formado por David Gensana, Eduard Baró y Xavier Roca. Pero se han dejado un punto de control. Si entra algún equipo por detrás suyo, ha hecho los ocho puntos, y el sábado había hecho los siete, gana.

El ganador del F-Rally se determina por quien consigue el máximo número de puntos. Cada control suma un punto. En caso de empate decidirá el tiempo invertido. David Vallverdú y Pep Nogués cruzan poco después la meta. Es el único equipo de la jornada que ha conseguido pasar por los ocho controles, pero ... el sábado se dejaron uno. Son los ganadores de la segunda jornada y acabarán quintos en la general. Todos los equipos excepto uno consiguen entrar en tiempo. La opinión generalizada es que ha sido una jornada larga y pesada, pero muy gratificante.

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