Ver la vida en vertical y querer superarla

Beñat Zaldua.14/01/2019
©Hagan
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No todo en la montaña es caminar. La naturaleza nos brinda la oportunidad de recorrerla en sus expresiones horizontales, pero también en las verticales. Nos adentramos en el mundo de las ascensiones alpinas y la escalada, ya sea en roca o en hielo, ya sea en la modalidad clásica o deportiva.

Hay ocasiones en las que un pequeño paso -complejo o expuesto-, nos separa de una cumbre relativamente sencilla. Tenemos ejemplos claros en los Pirineos: dos de las cumbres míticas de nuestra cordillera, como son el Aneto y Monte Perdido, son ascensiones que exigen buena condición física, pero no una gran preparación técnica. Sin embargo, tienen pasos como el de Mahoma o la Escupidera, respectivamente, que nos pueden echar para abajo si no nos sentimos lo suficientemente seguros.

Si esta seguridad no nos la da nuestra experiencia, será indispensable contar con el material adecuado para que un pequeño paso no nos prive de la satisfacción de alcanzar una cima. Probablemente bastará con un arnés de alpinismo, una cuerda ligera y algún mecanismo para asegurarnos a la roca.


Vivir en vertical
En otras ocasiones, la llamada de lo vertical puede ser irresistible. El objetivo ya no será superar un paso de roca para alcanzar la cima, sino que los pasos a dar en la roca serán el objetivo propiamente dicho.

Hablamos ya de la escalada. Limitándonos a la roca, nos encontramos con dos modalidades bien diferentes, que pese a compartir el espacio vertical, responden a filosofías diferentes y requieren material diferente. Se trata de la escalada deportiva y la escalada clásica.

En la deportiva, nos enfrentamos a vías generalmente cortas y previamente equipadas, por lo que tendremos suficiente con un arnés, una cuerda dinámica, unas cuantas cintas exprés, un casco y un buen asegurador. Es la forma más sencilla y segura de aproximarse al mundo de la escalada, y probar, al mismo tiempo, cual es nuestro nivel. Pero si nos van las emociones fuertes, lo nuestro será la escalada clásica o la artificial, en la que nosotros mismo deberemos buscar el camino vertical que nos lleve al final de la vía. Es el terreno de los pitones, empotradores, friends, etc.

La calidad y seguridad del material empleado en estas escaladas, así como nuestra confianza en él, serán de vital importancia para un adecuado progreso.


¿Y para el invierno?
En invierno, la montaña se vuelve todavía más salvaje y más agreste. El material técnico ya no será necesario solamente para escalar, sino prácticamente en cualquier actividad que tenga la nieve o el hielo como protagonistas. Una ruta por los Pirineos, Sierra Nevada o cualquier montaña de más de 2.000 metros, que en verano puede realizarse sin problemas, puede convertirse en toda una ascensión alpina cuando llega la estación fría.

Unos crampones y un piolet serán las herramientas mínimas para asegurar un progreso fiable sobre el hielo o la nieve. Los crampones nos permitirán avanzar sin resbalarnos a cada paso, mientras que el piolet nos ayudará a apoyarnos y a pararnos en caso de caída.

Pero también existe la vida vertical en invierno. Las cascadas heladas y los corredores de nieve nos dan la oportunidad de vivir nuevas sensaciones, para lo que también serán necesarios nuevos materiales, más específicos todavía. Los crampones y el piolet serán más técnicos, ligeros y con una buena tracción. La cuerda y el arnés tendrán que ser más resistentes que los de la escalada deportiva mientras que, para asegurarnos, tendremos que contar con tornillos de hielo de diferentes medidas. Por suerte, la tecnología ha avanzado mucho en los últimos años y, hoy en día, encontramos un producto específico para cada tipo de escalada que queramos realizar.


Asegurar la seguridad
Muchos de los productos que encontramos en las tiendas de deporte están incluidos en el grupo de los EPI, que quiere decir Equipos de Protección Individual. Concretamente, son productos del nivel III, aquellos que deben protegernos de riesgos de carácter grave o mortal. Por eso, este tipo de productos debe cumplir con las Directivas de la Unión Europea.

Para conocer si el producto que tenemos en las manos cumple con los estándares de la UE, deberemos fijarnos en que las letras CE (Conforme Exigencias) estén grabadas en el producto, acompañados de un número que hará referencia al estándar concreto al que responde el producto. Además de estos estándares legales obligatorios, la International Mountaineering and Climbing Union (UIAA, por sus siglas en francés), también concede etiquetas de calidad a algunos de estos productos.

Que un producto no tenga este distintivo no significa que sea peligroso o desaconsejable, pero si lo tiene, estaremos, sin duda alguna, ante un gran producto. En este apartado de la seguridad, cabe señalar la importancia de comprar estos productos a distribuidores oficiales, ya que el mundo del plagio y el pirateo han llegado también a la escalada. Recientemente fueron encontradas copias muy similares de varios productos de una conocida marca, por lo que es importante ir con cuidado y asegurarnos de que el producto que tenemos entre manos es original.

Uno de los indicativos para saber que es original será el precio. Porque es así y no hace falta ocultarlo. Generalmente, el coste de los productos más técnicos es bastante elevado. No obstante, no nos debería resultar tan raro ni deberíamos sorprendernos, ya que en manos de este material confiamos a menuda nuestra vida, algo que simplemente no tiene precio.

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